¿SON MEJORES LAS MUJERES? SARA SEFCHOVICH

martes, 22 de noviembre de 2011



POR DANIEL EMILIO PACHECO.


Sara Sefchovich es una de las mentes más brillantes de nuestras letras mexicanas. Es el conjunto de muchos factores y la fuerza de una pasión. Su capacidad de análisis y síntesis es de los más destacados a nivel nacional.

¿Son mejores las mujeres? Trata un tema añejo, a la luz de las reflexiones de una vida profesional -la de Sara Sefchovich- pero también, es la suma del conocimiento de muchos otros que han abordado el tema -políticos, escritores, artistas, filósofos,  y más, citados por la autora-, todo presentado con un refinado y acertado gusto literario.


Me gusta la paciencia con que Sara Sefchovich se toma el tiempo para explicar el papel histórico que la mujer ha jugado a lo largo del tiempo. Su recuento abarca desde las primeras culturas, hasta nuestros días, sin olvidar la época prehispánica en nuestro país.

Argumenta muy bien la desmemoria que a través del tiempo y las civilizaciones se ha aplicado a la participación femenina, en los recuentos históricos.

“Las mujeres no ocupan un lugar en la historia ni en la cultura porque la historia y la cultura se ven desde un lugar en el que ellas no han podido estar y al que muy rara vez han tenido acceso. La definición de lo importante, de lo heroico, de lo artístico, de lo ético, de lo bello tiene que ver con una idea del mundo y de la vida donde lo que interesa y cuenta no es lo que han podido tener y hacer y pensar las mujeres.

Y sin embargo, ¿Qué tan necesaria es para la hechura de los grandes acontecimientos de la historia y de las grandes construcciones culturales la comida preparada, la casa limpia, el cuidado de las heridas, el remiendo de la ropa, el consuelo de la tristeza y del miedo, el cuidado del sueño y la privacidad, el afecto? ¿Cómo se produce la historia y cómo se crea la cultura si no a partir de lo que día a día va siendo, viviendo?

Pero de esto no se habla, porque esto no les parece importante a quienes recogen la memoria de nuestro pasado, de nuestra condición humana. Ellos consideran que, como de todos modos la vida cotidiana y el hogar y la familia allí están, no merecen que se les mire, mucho menos que se piense en ellos. Por eso las mujeres, las familias, la vida cotidiana, la vida privada, no parecen estar en la historia. Por eso parece como si esta solo se compusiera de momentos de excepción, de acontecimientos de carácter político o militar o artístico que, como dice Asunción Lavrin, “son los signos de distinción de un mundo dominado por valores masculinos y orientado a las acciones de los hombres”, mientras que las mujeres “solo” cuidamos, nutrimos, limpiamos, consolamos, nada de lo cual parece significativo ni importante.”   

Muestra con mucho acierto la similitud entre personas, más que las diferencias entre hombre y mujer.


"Desde mi punto de vista, los nombramientos para cualquier cargo deberían tener que ver con el talento, la capacidad y la experiencia de las personas y no con su género. Reconocemos que Michelle Bachelet fue una gran presidenta, pero también lo fue Lula da Silva, y que Margaret Thatcher fue tan de derecha como Ronald Reagan. Que Hortensia Bussi compartía las ideas de Salvador Allende  pero que Imelda Marcos en Filipinas y Leila Trabelsi en Túnez le entraron con singular alegría a las corruptelas y aprovecharon para hacer negocios a la sombra de los gobiernos de sus maridos. Indira Gandhi hizo mucho por modernizar a la India, Madame Mao en China Carmen Polo en España y Lucia Pinochet en Chile no hicieron nada por evitar la represión ordenada por sus maridos, de la que estaban perfectamente enteradas. Y hoy Hillary Clinton consideró adecuado mandar aviones a bombardear Libia, igual que como hicieron sus antecesores varones en tiempos de Bush con Irak y Afganistán.

De modo, pues, que no hay nada que permita afirmar que las mujeres son todas y por definición sensibles y sensatas, con vocación social y de servicio, factor de armonía y equilibrio. ¿Con base en qué se decide que las mujeres y todas las mujeres tienen esas cualidades? ¿A partir de qué se puede asegurar que ellas son seres más morales que los varones?

Como escribe Katha Pollit, decir que las mujeres son moralmente superiores a los hombres por el solo hecho de ser mujeres, significa atribuir como natural a la feminidad ciertas virtudes particulares –compasión, paciencia, sentido común, no violencia- , lo cual no es así.

Las mujeres pelean por puestos, prebendas y reconocimientos y pueden ser tan ambiciosas, agresivas, duras, racionales y frías como cualquier hombre, mientras que también hay hombres nutricios, cálidos, generosos y pacifistas”.  

Cuenta lo poco admitido de la homosexualidad femenina, en un país que hostiga y agrede al hombre, y evita el tema lésbico.

“En nuestro país, el desprecio a los homosexuales es fuerte. La última Encuesta Mundial de valores señala que para 59% de los mexicanos, la homosexualidad es injustificable y en las encuestas nacionales una mayoría dijo que por ningún motivo aceptaría en su casa a un homosexual.
A los homosexuales se les llama con sorna afeminados, maricones, jotos, invertidos, locas. Se les desprecia y descalifica, se les humilla e insulta. Este es un letrero ubicado en el balneario Ojo Caliente en Aguascalientes: SE PROHIBE LA ENTRADA A ANIMALES Y HOMOSEXUALES.

También se les agrede y asesina: entre 1995 y 2000 hubo 213 crímenes por homofobia. Por eso Alejandro Brito habla de plano de una “política de exterminio”."

Pero, no se piense que su visión femenina solo busca igualdad en los puntos presumibles de las mujeres, sino que también reconoce las actitudes negativas que una sociedad que idealiza el matriarcado trata de omitir.

“La mayoría de los especialistas en el tema consideran que las mujeres cometen delitos por amor, por apoyar a un hijo, a un hermano, a una pareja.
. . .
Es sin duda una visión paternalista. ¿Podemos creer que todas lo hacen sin estar de acuerdo solo por tener contentos a sus seres queridos? ¿Podemos suponer que para nada existen las que delinquen porque así lo han decidido, les interesa, conviene o gusta? ¿Qué ninguna de las que asaltan en restoranes y tiendas, que roban bebes y niños, que matan como la asesina serial Juana Barraza, la Mataviejitas, tiene responsabilidad en el delito que comente? ¿Ni siquiera en ese terreno se reconoce a las mujeres alguna capacidad de autonomía y decisión?

Y no solo eso. Incluso hemos visto que son ellas las que empujan a sus hijos, hermanos y compañeros sentimentales a delinquir, como en casos de linchamientos, donde señoras maduras, regordetas, con sus baberos de cuadros y el cabello rizado con permanente incitan a su gente a matar a alguien que ellas consideran sospechoso.”

En ¿Son mejores las mujeres? Encontré el trabajo de más de 30 años de esta investigadora. Utilizará ponencias, partes de sus artículos periodísticos, fragmentos de sus novelas, citas de otros especialistas, y otros escritos; todo en conjunto sirve como base de sólidos argumentos a favor del determinante papel femenino en la sociedad.          

De la edición. Portada sobria. Edición cuidada, impresión de calidad. Editorial PAIDÓS entrega un libro que muestra en todo su pasión una de las mentes más brillantes de México. En colaboración con la revista DEBATE FEMINISTA.

¿Son mejores las mujeres? Es un material importante, muy claro al exponer lo mucho que se desconoce de la mujer, y lo poco que nos ha importado saber de ellas. . . se felizzzzz!!! 

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