SEÑAL DE ALERTA. MANUEL ESPINO.
martes, 29 de mayo de 2012POR DANIEL EMILIO PACHECO.
Hace unos días no pude dejar de recordar “Señal de alerta” y
mi entrevista con Manuel Espino –muéranse de envidia- de esto casi 4 años.
Recuerdo su “preocupación” por la posibilidad que podría tener
el PRI de volver a los Pinos en 2012. Su molestia con Felipe Calderón por
facilitar las cosas al PRI. Su resentimiento –claramente- personal contra
Manlio Fabio Beltrones. Su vergüenza de que el PAN pusiera en práctica las
tácticas viles y anti-democráticas del PRI.
En base a lo anterior, Manuel Espino inicio una cruzada
personal para dar una Señal de alerta, que advirtiera al presidente Calderón,
al PAN como partido en el poder y a todo México de la regresión política que
enfrentaría el país, sí el PRI volvía al poder en 2012.
Recuerdo estas frases del libro con las que adornaba sus
participaciones:
“Soy un convencido de que es preferible mirar hacia el
futuro que hacia el pasado.”
“Prefiero contribuir a darle vida a mi patria y a construir
sus posibilidades hacia delante, que andar cavando tumbas para desenterrar
cadáveres.”
Ahora, el antes presidente nacional de PAN Manuel Espino, forma
parte del grupo político priista que trabaja para que Enrique Peña Nieto sea
presidente de México.
Su relación fue sellada con un acuerdo entre ambas partes. Para
hacer honor al te lo firmo y te lo cumplo.
Al final queda claro que las palabras impresas en un libro,
duran más que las preocupaciones de un político.
Un dato curioso de la relación Espino- Peña Nieto, dice ÁLVARO DELGADO en su artículo de la revista PROCESO:
"Peña Nieto en su jugo
5 DE DICIEMBRE DE 2011
MÉXICO, D.F. (apro).- “La verdad es que no me gusta leer”, le confesó Enrique Peña Nieto a Manuel Espino cuando éste le regaló, en 2008, un ejemplar de su libro Señal de alerta, en el que describe el lado oscuro de Manlio Fabio Beltrones, rival de ambos. “Voy a pedirle a mis asesores que me hagan unas tarjetas con lo más importante”.
Espino me compartió esta anécdota poco después de su encuentro con Peña Nieto, a quien yo había entrevistado para Proceso, en octubre de 2004, cuando se perfilaba para suceder a su tío Arturo Montiel, y su retórica tortuosa para evadir una definición pública de su ambición me hicieron decirle que era un político viejo a sus 38 años de edad."
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