Entrevista Paco Ignacio Taibo II. Primera parte.

martes, 24 de enero de 2012


POR DANIEL EMILIO PACHECO.



Escritor, periodista, narrador, director de revistas, historiador, profesor universitario, director de la semana negra de Gijón  y activista social; Paco Ignacio Taibo II es ante todo un carismático personaje de las letras mexicanas. Aunque nació en Gijón, Asturias, España; es considerado como uno de los escritores mexicanos más queridos por el publico.

Paco Ignacio Taibo II a diferencia de otros escritores conocidos, mantiene la cercanía con sus lectores y se muestra accesible a los que se le acercan para tomarse la foto, pedir la firma del libro, invitarlo a una conferencia, entregarle algún sobre o carpeta con documentos históricos, o simplemente, estrecharle la mano.

Esta serie de entrevistas que presento fuero originalmente transmitidas en radio. La transcripción es directa, sin censura de nombres o palabras.



-Paco Taibo, un escritor de novela negra, policiaca, reconocido y ahora esta pasando a historiador mexicano.

-Escribí en medio una novela, una novela de aventuras. Pero no puedo hablar de ella, la mande a un concurso. Entonces no puedo andar de hocicón. Para descansar de la historia.

-¿Pero te gusta el cambio?

-Me ayuda a descansar, me voy a la literatura para descansar de  la historia, me voy a la historia para descansar de la literatura. Por eso trabajo continuamente porque nunca estoy cansado.

-¿Pero te gusta el cambio de imagen que hay? Se te vez más como un historiador, como un…

-No, no mira, la plebe son los que me dan palmadas en esta feria, son lectores de todos, del día o de Belazcoarán.  Porque te quieren afortunadamente tengo la gloria de que los lectores me quieren y yo bueno, lo aprecio enormemente para ellos trabajas al fin y al cabo. De ves en cuando, cuando recorres esta feria por los pasillos tienes la sensación de que hay un poquito de estructura monárquica ¿No?

Hay principitos, condes, princesitas, ¿No? Y, y tu dices ¿Quihubole que esta pasando? ¿No? No es en general, en general los narradores son bastante accesibles y bastante humanos y en el tono y en el trato. Pero de ves en cuando este fenómeno de la feria de las vanidades ¿No? Y de repente dices: ¡Óyeme Cabrón! ¿Ya se te olvido quien te da de comer? ¿Pasas al lado de un lector que te sonríe y no le devuelves la sonrisa? ¿No te da vergüenza? Si los escritores somos la mitad de algo la otra mitad es el lector que llega a leerte, sin el lector no hay escritor. La historia de la literatura no es la historia de los creadores, es la historia de los creadores y los lectores.

-¿Qué te mantiene los pies en el suelo?

-Cuando me entra el ensordecimiento y dices: ¡Puta, vendiste un chingo de libros y te publicaron en muchos países! Agarro un ataque de humildad y me meto a una cantina y pregunto: ¿Quiénes han leído libros de Paco Taibo? Y cuando nadie dice yo pues ya, me vuelve la humildad.

-Pero lo que mencionas es cierto eres uno de los escritores que no tiene un sequito de guardaespaldas ni…

-¿Guarda espaldas?

-Ni de…

-¡Con mi tamaño! ¡Guarda nalgas seria! ¿No? Por favor, si te cuidan los lectores hombre. Te tratan. Ayer en la presentación que estuve, llegó un lector a regalarme cigarros, otro me regalo una coca cola y otro una manzana. ¿Qué más puedes pedir mano? ¡Es la gloria!

-¿Cómo has conseguido eso?

-Escribiendo muchos libros que les gustaron. Mucho trabajo, muchas horas sentado, muchas horas de pensar, muchas horas de respecto al oficio técnico y tratar de escribir cada vez mejor. Que es una tentación imposible de resolver pero ahí lo vas logrando.

-¿En qué momento tu entiendes que eres escritor?

-Yo creo que el veinte te cae cuando tu primer libro llega a los lectores y vez a alguien que te dice: Oye en esta página…. Entonces dices: Ah, caray lo que yo puse llego a la cabeza de otro ¿No? ¡Qué milagro! ¿No?

-Pero para editarlo antes hubo que sentarte a hacerlo.

-Sí, evidentemente.

-¿De dónde sacaste que alguien iba a estar interesado en esto?

-Pues no lo sacabas, al principio escribes por la  pura pasión de escribir. Y te sorprende mucho que alguien te quiera editar. Yo he tenido mucha suerte, nunca he tenido problemas para editar ni en México ni en ninguna  parte del mundo.
Llevo cuatrocientos cincuenta libros publicados en veintiocho países. Vivo de escribir humildemente, bueno ni humildemente digo, bien de escribir. Escribo lo que quiero, nunca nadie me dice: “Tienes que escribir” porque no le hago caso y siento de ves en cuando las presiones y las pulsaciones  que me vienen desde abajo, desde los lectores. ¿No? Y trato de interpretarlas con mi intención y mi libertad. No escribo libros que no quiero escribir, no escribo libros por obligación, no escribo libros por contrato.

-¿Cómo escribes?

-Por puro placer. Muchas veces tengo un libro casi terminado y de repente digo: No. Vamos a descansar. Y me voy a otra cosa a empezarlo. No tengo fechas de entrega, no tengo plazos. Trabajo con absoluta, absoluta libertad.

-¿Qué hace que te mantengas vigente como escritor?

-¡Hucha! ¡Es una pregunta horrible! Pregúntale a los lectores, mano.

-Pero tú eres quien escribe.

-Pues si, pero ellos son los que leen y pregúntales ¿Por qué esta vigente este Güey? ¿Por qué lo leyó mi papá y ahora lo vuelvo a leer yo? Es más ¿Por qué le robe el libro a mi papá? Que te lo cuenten ellos yo, yo, a mi no deja de admirarme ¿No? Que logre dar el paso de dos generaciones de lectores.

-Y… Si no tienes quien te ponga fecha, quién te ponga tema ¿Cómo lo escoges?

-A pura… libertad. Yo me levanto, yo escribo todos los días. Me levanto en las mañanas y me pregunto: ¿Qué quieres escribir? Y eso escribo. Tengo muchos proyectos empezados muchos, muchos. Tengo nueve novelas empezadas, cinco libros de historia. Entonces decido por donde quiero irme. Entonces a veces enloquezco y empiezo uno nuevo.

-Para tener cinco libros de historia hay que investigar.

-Estoy acumulando investigaciones, pero además te pasa algo muy chistoso, cuando estaba trabajando en el “Villa”, llegue a Sonora, para investigar a fondo la campaña de Villa en Sonora y entonces me metí de lleno a investigar también la campaña del Yaqui. Y lo que era un viaje de tres días se volvió un viaje de once y me pase siete días más encerrado en archivos y bibliotecas recogiendo material sobre la campaña del Yaqui ¿No? Y ese se quedó en un cajón. Tengo un cajón que dice: “Yaqui” esta repleto, ahora tengo ya tres cajones que dice: “Yaqui”. Porque al paso de los años sigue el tema interesante y de ves en cuando te metes a investigar. Entonces vas a una conferencia en Chicago y entonces de repente alguien te dice: Oye están en Chicago unos archivos interesantes. Y me paso un día metido en los archivos.

-Y ahí sale otra opción.

-O vas completando una investigación.


ENTRE TAIBOS TE VEAS.


-Y ya para descansar ¿Qué lees? Tú que escoges. ¿Cómo escoges un libro para distraerte tú?

-Pues leo de todo. Lo que pasa es que últimamente por culpa de que estoy escribiendo mas libros de historia que ficción pues una gran parte de mi tiempo de lectura se lo consumen los libros de estudio ¿No? Pues por ejemplo me pase seis meses bloqueado leyendo sobre Madero y la Decena Trágica. Entonces recorte mucho de mis lecturas por placer.

-Y ¿Como que has leído últimamente? ¿Qué te ha gustado?

-¿Qué he leído que me haya gustado? Un montón de cosas interesantes. Leí un libro maravilloso sobre… sobre el nacimiento de la ciencia en Inglaterra y la novela “Venturas” de un autor norteamericano. Leí un par de novelas muy sabrosas de escritores españoles sobre el Medievo, leí algo de ciencia ficción, leí, releí una novela gloriosa de un novelista griego, que había yo leído cuando tenía veinte años y me había parecido buenísima y dije: ¿Deberás resistirá la relectura? Se llama “Las ciudades imposibles”. Este… leo con una gran, gran, gran libertad. En la noche digo: ¿Qué quiero leer? Y empiezo a dar vueltas y ahí tengo, tengo dos libreros llenos de libros que no he leído, que quiero leer. Y entonces ahí escojo el de la noche.

-¿Qué has leído últimamente que no te ha gustado?

-No te lo puedo decir porque los libros que empecé y no me gustaron los bote.

-Pero, ¿Te acuerdas?

-Pues, la verdad no. Hace rato que no boto un libro, de leer veinte páginas y decir:
No, adiós.

-Eso quiere decir qué has sido más selectivo para llevarlos al librero.

-Yo creo… Y ya llegue al convencimiento que no voy a poder leer todos los libros que tengo ahí para leer. Y entonces decido que si un libro no aguanta treinta paginas en términos de mis gustos, pues adiós. Muy bueno no tengo obligación de leerlo.

-¿Cómo lees?

-Suelo leer de noche…

-¿Acostado?

-No, acostado en la noche, porque las lecturas sentado son lecturas de trabajo tomando notas y en la noche lees ya por placer y suelto. ¡Y leo un chingo, un chingo! En automóviles, trenes, aviones, hoteles, mientras viajo aun lado a otro del planeta.

-El libro ¿Lo tienes como un objeto de culto o como un objeto de disfrute para doblar y subrayar?

-No subrayo pero si le doblo las paginas, se me desencuadernan. No me preocupa leer la edición 18 en lugar de la primera. Cuando alguien dice: Oye ¿Tienes la primera edición de este libro? Te lo cambio por la última. Me da lo mismo no hay fetichismo. Me interesa el libro no el objeto. Creo si.

-Bueno lo que sigue… ¿Qué sigue para ti?

-Termino dentro de unos días, probablemente a fines de año, una revisión de la biografía del Che a la que le he añadido trecientas fotos y cerca de quinientos documentos nuevos. Tengo muy avanzado, a parte de empezar a redactar la versión final del libro “El Álamo” y empiezo la investigación sobre…. Tengo la novela ya terminada y empiezo la investigación sobre, sobre Sonora y guerra del Yaqui.

-Pues esperemos que te vaya bien con las fotos. Porque ya vez luego que consigues fotos y te frustras cuando no salen de buen tamaño ¿No?

-Así es.


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